29 de abril de 2024
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Al contrario de lo que sucede con las escuelas del fuego, del hielo y de la tormenta, poco sabemos del origen de las escuelas espirituales.
A día de hoy, muchas preguntas siguen aún sin respuesta. De hecho, no ha sido hasta expansiones relativamente recientes del universo de Wizard101 que hemos podido saber un poco más en cuanto al pasado de las escuelas de la Vida, de la Mitología y de la Muerte.
Durante el transcurso del primer y segundo arco (A-I y A-II) todo cuanto podíamos saber sobre las escuelas espirituales eran definiciones vagas, abstractas y, a veces, hasta contradictorias. Esta información se podía leer en ciertos libros desperdigados por Cuervosoto, descripciones de la página web de Wizard101, misiones específicas de las escuelas espirituales y entre líneas de alguna que otra misión de la trama principal.
Por tanto, sepa el lector que cuanto aparezca en esta página puede estar sujeto a cambios en el futuro.
En contraposición a la magia elemental, que deriva su poder de la energía latente de los titanes que prevalecen en el mundo, la magia espiritual extrae su potencial del mismo mago/a que la domina. Es decir, piromantes, taumaturgos y esotéricos (magos que dominan la magia elemental) usarán encantamientos con los cuales ganar la convicción o autoridad necesaria para someter a las criaturas elementales y así utilizar su poder. Los magos elementales realizan un trabajo que es externo a ellos mismos.
Para más información, consultar: La magia elemental
En cambio, los practicantes de magia espiritual deben trabajarse a sí mismos y dominar su estado interno para poder así canalizar los poderes de lo espiritual. Este apunte lo desarrollaré más adelante, cuando hable específicamente de cada escuela de magia espiritual.
Por cierto, las magias o energías espirituales son tres: Vida, Muerte y Mitología.
¿Sabemos cuándo o cómo surgieron? No existe una respuesta oficial, ya que no hay constancia de fuentes que lo confirmen. Retomaré este punto una vez haya hablado por separado de cada escuela espiritual.
El Laberinto de Seto, al final del Camino del Unicornio, es un lugar sagrado para los teúrgos. Allí las hadas se reúnen y lady Oriel las protege.
La magia de la Vida, también llamada Teúrgia, es la fuerza de la creación, la conciencia y el espíritu. El continuo crecimiento y movimiento de la naturaleza. Fue descubierta por el primer pueblo druídico que habitó Cuervosoto tras la creación de la Espiral, mucho antes de la llegada de Merlo Ambrosio y de la fundación de la academia.
Este primer pueblo de Druidas o Guardiarbóreos fue guiado por el mismo Bartolomé, a quien ellos llamaban el Gran Roble. El Árbol de los Mundos transmitió sus enseñanzas a los druidas, mostrándoles el delicado equilibrio de la vida, protegiendo y cuidando los jardines y arboledas que crecían a su alrededor.
Las druidas eran un pueblo espiritual y pacífico que realizó el juramento de preservar la naturaleza y los secretos de la arboleda y del Gran Roble. Fue en este tiempo que brotaron en las raíces de Bartolomé los árboles mágicos que conocemos en Cuervosoto: el árbol del fuego, el árbol del hielo, el árbol de la tormenta, el árbol de la mitología, el árbol de la vida y el árbol de la muerte. Este descubrimiento permitió a los guardiarbóreos el estudio e investigación de los principios mágicos de todas las escuelas, no solo la de la vida.
Una aldea de Leprechauns de Rarobosque. Los leprechauns son criaturas feéricas, al igual que hadas y duendes y son afines a la magia de la vida y a quienes la practican.
Aquellos que se especializan en la teúrgia buscan resonar con la Canción de la Creación y usar este poder para crear vida y traer al mundo un orden capaz de sostenerse a sí mismo.
Los magos de la vida usan cánticos sagrados a través de los cuales una forma de magia pura es capaz de sanar y restablecer lo que ha sido roto.
Para alcanzar esta sintonía con la Canción de la Creación y con la naturaleza misma, los teúrgos deben trabajar la disciplina y la calma interior, sin caer en la frivolidad. Al igual que los druidas antiguos, los seres feéricos (hadas, ninfas, sátiros, gnomos, duendes…) también son guardianes de los ciclos naturales. Los teúrgos aprenden de ellos la música de la vida, con la cual crean conjuros de curación y son capaces de invocarlos para que los asistan.
Debido al origen ancestral de la magia de la vida, muy posiblemente fuese la primera de las escuelas en ser fundada (incluso antes que las escuelas elementales). En Cuervosoto, la escuela de la vida adoptó los colores de la vegetación, verde y marrón y el jade translúcido como gema.
En el triángulo de la magia, la escuela de la vida se sitúa entre el fuego y la tormenta, pues la chispa de la vida deriva de estas dos energías fundamentales.
La noche, el fin, el vacío del cosmos...Todo lo que el mundo teme es, para el nigromante, fuente de sabiduría e inspiración.
La magia de la Muerte es la magia de lo efímero, la última frontera entre lo corpóreo y lo incorpóreo. Se trata de una energía opuesta y complementaria a la magia de la Vida y es muy probable que surgiera al mismo tiempo o poco después que esta, con la investigación de las druidas sobre los árboles mágicos. Si la Vida busca crear orden, la Muerte genera el caos y la destrucción, disolviendo patrones y abriendo el camino a la corrupción.
Debido a su oposición con la teúrgia, muchos piensan que el arte oscuro que es la nigromancia es inherentemente malvado y signo de calamidad. Las primeras civilizaciones que habitaron la Espiral marginaron a los practicantes de la nigromancia, por creerlos emisarios de la peste, portadores de la ruina y ladrones de almas.
Lúgubre y compleja, la magia de la muerte otorga un gran poder a quienes son capaces de dominarla, pues su ámbito es lo limítrofe, la barrera invisible que separa lo que existe y lo que no. Tal poder es tentador para aquellos de dudosas intenciones o para aquellos que anhelen desafiar o burlarse de las leyes naturales.
Los cementerios son lugares de visita frecuente entre los nigromantes...por razones que ellos conocen bien. Lo que se muestra en la imagen es un cementerio sagrado: El Cementerio de Elefantes, en la profundidad de Safaria.
Desde que se practica la magia de la muerte en los inicios de la Espiral, han surgido grupos de nigromantes con distintas convicciones. Uno de estos grupos fue el Culto del Verso Corrosivo, en Azteca. Este culto aborrecía la Canción de la Creación y aspiraba a reescribirla. Sus integrantes vagaron por los caminos celestiales, invocando el lamento de los muertos para generar ellos mismos una melodía disonante capaz de deshacer el tejido de la creación y destruir los mundos. Se cuenta que el mismo ancestro de los Árboles intervino para detener este culto. Pese a los antecedentes que la nigromancia tiene en la historia, la magia de la muerte no está estigmatizada en el presente y sus conocimientos se imparten sin prejuicios en todas las academias de la Espiral.
En la práctica, los magos de la muerte usan susurros para comunicarse con los muertos y aprender de ellos sus secretos: reaniman cadáveres, controlan el flujo de energía vital e infunden terror y pesadillas en sus enemigos. Un buen nigromante debe tener dos cualidades importantes, valentía para dominar su propio miedo a adentrarse en la oscuridad y la capacidad para no dejarse seducir y corromper por el poder que otorga la muerte. Sin estas aptitudes, todo aquel que practique la nigromancia está, de algún modo u otro, condenado a sucumbir.
Es también posible que la magia de la muerte se practique en otros lugares de la Espiral, con otros métodos. Los estándares recogidos en la Escuela de la Muerte en Cuervosoto atribuyen a los nigromantes los colores negro y blanco, el ónix como gema y sitúan la magia de la muerte entre las de la Tormenta y el Hielo, pues de ellas deriva la fría energía de los muertos.
Aunque desconocemos su nombre verdadero, es muy probable que la criatura de la imagen sea Ladón, un dragón de cien cabezas que, en los mitos, custodiaba el Jardín de las Hespérides.
La magia de la mitología es, en su esencia más pura, el poder de las ideas, el pensamiento, los sueños y la imaginación. Aunque es probable que los principios mágicos de lo que fue esta "esencia pura" fueran registrados por los antiguos druidas de Cuervosoto, la magia de la mitología como tal no fue conocida hasta, presumiblemente, muchos años después de aquel evento. Esto hace que la escuela de la Mitología se sitúe junto con la escuela de la Armonía entre las más tardías en aparecer en la Espiral.
La magia de la mitología fue descubierta por un bardo llamado Jack Stanlee Kane. Este compuso un poema tan perfecto sobre un trol que, al ser recitado, dio vida a un trol que comenzó a atacar al público. Dado que los bardos son propios de Ávalon, podría decirse que este es el mundo de origen de la escuela de la Mitología.
La actuación del bardo tuvo críticas positivas y negativas y aquel genuino acontecimiento fue estudiado por los expertos en magia del momento. No tardaron en surgir las primeras técnicas de espiritismo, que emulaban lo sucedido en la famosa actuación del bardo y se centraban en la invocación de monstruos. Estas técnicas gozaron de gran aceptación, la cual se perpetúa hasta hoy día.
Un bardo en el Caerleón actual, afinando su laúd. No sabemos cómo habrán cambiado las técnicas de la trova desde que Ávalon surgió. Irónicamente, este conocimiento pertenece al reino de los mitos... por ahora.
Con el progresivo refinamiento de las artes mágicas, el espiritismo ha evolucionado a lo que se conoce como poder onomástico: invocar criaturas legendarias mediante la pronunciación de sus verdaderos nombres, tal que dicho nombre contiene en su sonido la esencia de la criatura a la que evoca.
Este punto es el que distingue a la magia de la Mitología de otras artes de invocación y, al mismo tiempo, lo que le da nombre: el espiritista estudia mitos, seres legendarios que pertenecen a un pasado remoto y con el poder de su imaginación, los devuelve a la vida recitando las palabras antiguas que les dieron origen. El poder del mito se nutre de los recuerdos colectivos y de los sueños y fantasías de todas las civilizaciones de la Espiral, proyectados en forma de leyendas y cuentos.
Aunque en la práctica el espiritismo esté formalizado como una magia orientada a la invocación de criaturas, creadas por el mismo mago para servirle, no hay que olvidar que su energía deriva del potencial infinito de la mente, como así demuestran muchas de las habilidades de los espiritistas actuales: conmocionar, confundir, aturdir, someter… La magia de la mitología se encuentra en constante ampliación y mejora.
Aquel que desee adentrarse en el espiritismo debe contar con una voluntad fuerte (para que las criaturas que invoque no acaben sometiéndolo a él), disciplina para el estudio, concentración y memoria; es decir, debe poseer una mente poderosa para soportar el peso de las leyendas y hacer que estas cobren vida.
En la Academia en Magoburgo, la Escuela de la Mitología ha tomado como símbolo los colores amarillo y azul oscuro, colores vinculados a la mente. La gema de los espiritistas es el olivino. En el triángulo de la magia, la mitología se sitúa entre el fuego y el hielo y es opuesta a la magia de la tormenta. La explicación que se da a este hecho es que entre el fuego y el hielo habitan las sombras y los mitos, fuente de poder para los espiritistas, son las sombras proyectadas de nuestros sueños hechos realidad.
Los registros disponibles hablan de cómo las distintas magias espirituales fueron descubiertas y todas ellas coinciden en una cosa: se descubrieron después de la destrucción del Primer Mundo. Sin embargo…
Que se descubrieran entonces no implica que no hayan podido existir durante el Primer Mundo, bajo otras formas. Por ejemplo:
Entonces ¿existían las energías de la Vida, de la Muerte y de la Mitología (o de la mente) en el Primer Mundo? Del material que hay disponible hasta la fecha, se pueden sacar dos interpretaciones:
Pero hasta la fecha, ninguna de las dos teorías ha sido corroborada. De hecho, la razón por la que existen dos teorías es que los textos parecen no coincidir en este punto.
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